viernes, marzo 27

PLACER NUNCA MURIÓ, EL DINERO SIEMPRE ESTUVO MUERTO.

Los augurios precisan que la danza más bella hará gala de sus casquivanas virtudes sobre la tierra delineando en tiempo y espacio el dulce derrumbamiento de Babilonia, y que las jóvenes generaciones escaparán en busca de la cola mágica de alguna culebra sediciosa.

Pero, mientras nos perdemos en las prolongaciones de picaros y vibrantes tunelillos, incentivamos a cada fulano o fulana de sonrisa traviesa, a rociar alegrías en otros cuerpos y amedrentar las insulsas tranquilidades de las avenidas, instituciones y palacios que con tan ostentoso dictamen sepulcral ocultan el sol y oscurecen el pleno de la vida. Los monos no quieren dejar de menear la cola.

Lanzar al viento las semillas de la discordia es tan delicioso como insertarse en un levantamiento popular de polleras; por que cuando alguien habla de sexo, las faldas de las monjas se levantan solas.

¡Imagina de qué color pintaremos el mundo si hacemos el amor ahora mismo!

Los besos son los comunicados de nuestro proyecto revolucionario hecho forma de vida. Y el amigo fuego quiere resbalar entre las sabanas, cariño; se menea ansioso por encontrarse en complicidades insurrectas y demás placeres caóticos.

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