jueves, marzo 19

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A este flamante rincón de deseos no se le antoja deslizar murmuro alguno sobre conceptos y definiciones; aquella es una insípida forma de emprender travesuras. Prefiere delirar. Prefiere hacerte una caricia, hoy, durante la noche, mientras duermes; contemplar tus sueños, susurrarte al oído, y escapar, pero dejar abierta la ventana. Prefiere hacerte propuestas indecentes, con la lengua.

Todos tenemos una. Una lengua revoltosa. Viajando. Coloreando mundos erísticos dentro de nosotros, y enredándose en desvaríos lúdicos fuera. Las lenguas buscan complicidad gozosa y placer desmedido. La civilización no les simpatiza. Allá aquellos que aprecian el marchitar de la vida, el mecánico zarandeo de las máquinas y la triste coreografía de las agujas del reloj. Allá aquellos. Las lenguas andan en otras. Se menean lascivamente, recorren pieles amigas, disfrutan deliciosos bocados y tararean aventuras.

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